Bienvenidas a este espacio. No sé como llegaste a este lugar pero te aseguro que probablemente, tienes ganas de leer algo que te haga sentir identificada con lo que vives como mamá primeriza. Irónicamente, me hubiera gustado escribir esta entrada hace unos meses, justo cuando mi bebé tenía pocos días de haber nacido pero pues, ahora si que nunca había tenido tan poco tiempo libre en mi vida, ni en mis peores días Godinez. Madre santa, debo confesar que llegué a la maternidad básicamente a ciegas.
Me acuerdo los últimos días y semanas de mi embarazo donde estaba DESESPERADA por conocer a mi bebé, se me hacían eternos los días y cada día despertaba pensando “¿será que nace hoy?” “¡¿qué voy a hacer si me tocan las contracciones en el súper?!”. Vengo de una familia de 5 hermanos y pues mi lógica era, “si mi mamá tuvo 5 partos, pues seguro todo lo que me está diciendo y contando es todo lo que tengo que saber..”; pues que creen, ¡por supuesto que no!
A mí me ha impresionado como NADIE habla de la parte agridulce que viene después del parto, el postparto. NADIE creo que realmente se abrió conmigo y me contó lo fuerte qué es en todos los sentidos. NADIE me dijo que me despidiera de dormir antes de entrar al hospital o que también, viera a todas mis amigas lo más que pudiera, porque mi tiempo iba a dejar de ser mío. NADIE me dijo lo emocionalmente increíble que es el parto pero también, la adrenalina y cansancio que se siente ahora sí que “dar a luz” a una vida nueva. NADIE me dijo lo difícil y la presión que existe sobre la lactancia y que tan pocas mujeres realmente lo logran y además que cada vez que terminas una toma, es una carrera contrarreloj para la siguiente toma. NADIE me dijo que dormir a tu bebé puede ser aún más retador que cualquier otro challenge que hayas tenido que enfrentar. NADIE me dijo que las personas a tu alrededor que te quieren y te aprecian, iban a ser capaces de enojarse por haber distraído tu atención a ellos , por atender a un bebé. NADIE me dijo que tu esposo y tú iban a tener que aprender a ser papás sin ningún manual y literalmente, tomar decisiones que afectan a una personita TOTALMENTE DEPENDIENTE de ti, ¿qué presión, no?
Y sí, si me estoy quejando pero la verdad, imagínate que estamos sentadas en el mejor cafecito (para mí, el que tenga un gran Chai y una galleta de chispas de chocolate espectacular) desahogandonos agusto y la verdad, sintiendo una super liberación de toda la carga mental que implica. Está cañón que en la época de nuestras mamás y abuelas parecería que estaba mal visto quejarse de todas las responsabilidades que nacen junto con el bebé y la tarifa mental que cobra en las mujeres, literalmente. Súmale que ahorita, en mi caso y en la mayoría, no dejamos nuestra vida laboral y que literalmente, a los casi 3 meses de tu bebé, tienes que retomar casi casi tu vida como antes. Un estilo de vida que muchas mujeres que tuvieron bebés en el siglo XX, cero tuvieron que vivir.
Alguna vez intenté desahogarme con mi mamá y mi abuelita y su reacción fue una cara de “¿de qué se queja”? “Tener un bebé es la mayor bendición del mundo”. Y pues claro, no voy a negar que por lo menos 2 veces al día veo a mi hija y pienso, “qué hice tan bien en la vida para tener una hija así”. No puedo entender lo suertuda que soy y lo agradecida que estoy por ser mamá. Muy seguido sí confieso pienso y le digo a mi hija que agradezco enormemente que me hayan escogido como su mamá, pero claro, es una responsabilidad gigante. Porque sí, hay que cuidar a una persona y CRIAR buenas personas, pero claro, ¿dónde quedas tú como mujer en ese proceso? Pues sí, acá vas a poder leer sobre muchas de esas cuestiones que todos los días hay que abordar y que como decíamos, no existe un “mommies for dummies” para resolver. No busco ser tu manual ni tu guía, pero si tu amiga que pueda darte un abrazo y decirte, “LO ESTÁS HACIENDO INCREÍBLE”. De eso se trata, de desahogarnos de los desmothers de la maternidad. ¡Qué lo disfrutes mucho!
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